Abstract
Dentro del manejo clínico de las personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y de la prevención de la transmisión del mismo, que aún hoy supone un importante problema de salud pública, la profilaxis pre-exposición (PrEP) constituye uno de los últimos hitos. Esta profilaxis, consistente en la administración regular de TAR a grupos de riesgo, ha demostrado con evidencia sólida adecuadas tasas de eficacia y seguridad. Su uso, que debe ser impulsado por los poderes públicos, debe no obstante ser complementado con otras medidas de prevención, máxime en un contexto de aumento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS)

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